Hace 13 años que terminé mis estudios de bachillerato y surge de nuevo (bueno, entiendo que realmente no ha cesado nunca) el eterno debate de si en la educación, los profesores, deben mandar deberes a los alumnos; de si las horas lectivas son suficientes para dar el temario; y de la carga de trabajo que estos suponen para los niños/adolescentes. Sin conocer los contenidos curriculares de los centros educativos y sin tener hijos, entiendo que se puede adoptar una postura muy cómoda con una opinión basada solamente en la experiencia propia cómo estudiante. En vez de proporcionaros mi propia opinión, he decidido hablar con los expertos para conocer la suya:
Alonso, 3 años - cursa segundo ciclo de Educación Infantil: aún no tiene deberes del colegio, sin embargo ya conoce la palabra "deberes" y lo que esto significa porque su familia se lo ha enseñado y además ya lo ha visto en su entorno. Alonso dice un "sí" rotundo a los deberes porque de mayor quiere ser médico o policía, pero también establece que prefiere hacerlos después de ir al parque y no antes.
( Clicar en : ventana externa para escuchar el audio si tenéis problemas.)
Carolina, 5 años - cursa primero de Educación Primaria: ella dice que ya ha pasado "al curso de mayores". Este año empieza a tener deberes y está emocionadísima. Dice un "sí" a hacer deberes en casa porque "quiere ser de las listas de clase".
Rodrigo, 11 años - cursa sexto de Educación Primaria: duda tímidamente a la hora de contestar a la pregunta: "¿Estás a favor o en contra de hacer deberes en casa?" , y contesta con un tajante "en contra" añadiendo además que no le gusta hacerlos. Hay que animarle a que explique con un poco más de detalle su respuesta, y nos dice que es mejor terminar los ejercicios en clase y así no tenerlos que hacer en casa.
También he querido preguntar a las familias de los expertos para saber su opinión sobre si los niños deben hacer deberes o no, y qué piensan teniendo en cuenta que dichos niños hacen actividades extraescolares: Alonso va a música, Carolina a ballet e inglés, y Rodrigo a fútbol, música e inglés.
Lejos de obligarles a ir a ninguna de ellas, han sido los propios niños los que han pedido poder participar en las mismas, y ha sido la situación de las familias, la que ha permitido satisfacer dicha demanda de los niños.
La familia de Alonso, opina que hacer unos poquitos de deberes está bien, siempre y cuando deje tiempo al niño para salir a jugar e ir al parque. Entra a hablar también de la tipología de los deberes, aclarando que están a favor de que al niño le manden ejercicios de refuerzo, sin embargo, están totalmente en contra, de aquellos deberes que realmente no son para los niños, sino para que los hagan los padres.
Por otro lado y comentando el tema de las extraescolares, son claros al respecto: "Si el niño no tiene tiempo para hacer los deberes del colegio y las actividades extraescolares, debemos poner en causa en primer lugar, las razones por las que sobrecargamos al niño con tantas actividades. Un niño debe tener tiempo para jugar, eso es lo más importante a estas edades."
La familia de Rodrigo y Carolina (que son hermanos) considera que son buenos los ejercicios para repasar los conceptos aprendidos en clase, siempre y cuando no sean excesivos, es decir, no tengan deberes todos los días, ni de todas las asignaturas. Entienden que después de cada unidad, o tema, o en caso de necesitar profundizar en algunos conceptos, son muy útiles para revisar la información aprendida y que los niños asimilen los contenidos. Hablando de las actividades extraescolares, y dejando al margen el tiempo que estas puedan suponer, establecen que en sí mismas estas actividades no deben tener deberes, y por tanto, los contenidos, incluso en caso de necesitar reforzarlos, deberán ser vistos durante el horario establecido (y no fuera de los mismos).
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| De izquierda a derecha: Rodrigo, Alonso y Carolina. |
¿Qué pensáis vosotros acerca de los deberes y de las actividades extraescolares que hacen vuestros hijos, sobrinos, vecinos, alumnos...? ¿Existe realmente esa relación entre "hacer deberes" y llegar a ser "médico o policía" o ser percibido cómo "listo", tal y cómo establecen los niños entrevistados ?
¡Hola Marta!
ResponderEliminarMe parece muy creativa la entrada del blog y cómo lo has enfocado para abordar un tema que da tanto debate. Me gusta mucho tu idea de dar la voz a los que realmente son protagonistas. En tu caso, ¿te gustaba hacer deberes? Y como futura docente, ¿tienes pensado mandarlos? En caso afirmativo, ¿en qué medida?
Congrats again! Wishing to see your reply.
Hi Mariam!
ResponderEliminarLo primero agradecerte tu comentario.
En mi caso pasé por todos las etapas, por la que me gustaba hacer fichas, después la que me entretenía en verano con los cuadernillos Rubio o librillos de ejercicios veraniegos, y más adelante la que aborrecía hacer deberes deberes y más deberes. Sin embargo siempre tuve alguna asignatura que me encantaba y para la que nunca me importaba hacer deberes, o algún profesor que nos mandaba deberes interesantes... Y esa creo que es la clave: mandar algo de vez en cuando pero que se salga de la rutina, que sea motivador, que implique investigar, que pueda enganchar y que se sientan orgullosos al hacerlo.
Te contaré cuando sea profesora si consigo mandar tareas emocionantes o si se queda la propuesta en utopía.
If you have any proposal to achieve my goal, I will be glad tu hear you! :)
Hola, Marta. Me encanta cómo has enfocado esta entrada porque, además, ya sabes que lo niños "siempre dicen la verdad", aunque seguramente que alguno cambie de opinión cuando crezca... je,je.
ResponderEliminarEn mi opinión, estoy de acuerdo contigo en la respuesta que has dado a Mariam: deberes esporádicos y que sean motivadores. Está claro que se necesita reforzar y repasar lo tratado en clase y, que si no es través de tareas obligatorias, en la mayoría de los casos, el alumno no los realizará, pero, si cambiamos la metodología de enseñanza dentro del aula, hay que cambiarla también fuera de ella...
Además, abordarlo de tal manera que no se conviertan en deberes para los padres, sino que sirvan para reforzar los lazos, la confianza y la cooperación entre padres e hijos.
De verdad que es un tema muy complicado y no sé cómo lo abordaremos cuando lleguemos a ser profesoras pero, desde luego, que hay que darlo una vuelta.
¡Compartiremos ideas!
Me ha parecido una muy buena idea traer aquí el punto de vista directo de los niños/as y de sus familias. Ahora te propongo el reto de hacer lo mismo con alumnos de la ESO y Bachillerato. Así tenemos el ciclo completo ;-)
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